¿Por qué la música es una de las extraescolares más completas para los niños?

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Siempre se ha dicho que la música a edades tempranas es beneficiosa para la salud. Lo cierto es que está comprobado que, desde antes de nacer, ya se producen estímulos y reacciones ante sonidos que se perciben del propio exterior. Al nacer, el reconocimiento de las voces de los padres, a través de la tesitura y armonía, es una de las primeras cosas que aprenden los bebés. Mientras que, pasados los dos primeros años de edad son los propios niños los que provocan sonidos con cualquier objeto, inventan o bien interpretan canciones que ya conocen.

Muchos padres, al inicio del nuevo curso, se plantean apuntar a sus hijos a actividades extraescolares. Y, en muchas ocasiones, los padres piensan en la música como posible extraescolar y en los beneficios que podría aportarle a sus hijos.

Las actividades extraescolares son fundamentales para la desconexión de los pequeños del mundo académico. Además, la música como actividad extraescolar puede aportar multitud de beneficios para el ámbito académico y también para el personal.

Beneficios de la música para los niños

-          Aumenta el desarrollo emocional. Los músicos tienen un desarrollo emocional superior al resto debido a que el compañerismo y el sentimiento de pertenencia al grupo son constantes diarias, como miembros de un grupo o bien de una orquesta o banda de música.

-          Mejora la memoria y del razonamiento. Obtener formación musical desde una edad temprana ayuda a mejorar el desarrollo de las partes del cerebro encargadas del lenguaje, el razonamiento, la compresión o la memorización. Además, el uso de patrones musicales influye potencialmente en la práctica de habilidades numéricas y técnicas como las matemáticas.

-          Fomenta la coordinación. No sólo el baile o la práctica de deportes permite una mejora en cuanto a la coordinación. La música participa también en la estimulación de las habilidades motoras al llevar a cabo la práctica de instrumentos en los que los cambios de posición son clave. Durante la práctica se producen movimientos coordinados de manos, brazos y en ocasiones también intervienen incluso los pies.

-          Impulsan el compañerismo. No es un secreto que trabajar en equipo no es lo mismo que trabajar de manera individual. La realización de tareas junto con compañeros permite la interacción, la sincronización, la puesta en común de ideas y el trabajo en equipo, que tan importante es tanto para su vida académica como para la profesional. Al trabajar en un objetivo fijado se fomenta el compañerismo de los integrantes de un grupo, clase o banda de música.

 

¿Cuáles son los mejores instrumentos de iniciación?

Es aconsejable, y más a edades tempranas, que el primer instrumento no resulte excesivamente complicado. Para los más pequeños la mejor opción es la de los instrumentos de la familia de viento, es decir, aquellos que para ser tocados necesitan de un control de la emisión de aire, y por tanto de la respiración.

Son instrumentos de viento por ejemplo el clarinete, el fagot o el oboe. Las familias de estos tres instrumentos sirven para, por un lado, adquirir hábitos tanto de postura como de respiración, y por otro lado, para iniciarse de una manera rápida y sencilla en el mundo de la música. Y es que la práctica los instrumentos de viento ayuda al aprendizaje ya que se trata de instrumentos fáciles de llegar a controlar y cuyo sonido es amable, si fuera al contrario causaría el total rechazo de los niños.

 

-          Clarinete. El clarinete es la estrella de los instrumentos de viento. Su sonido agradable y la rapidez en cuanto a su aprendizaje lo convierten en el preferido de los más pequeños.

 

-          Fagot. Este instrumento, característico por su sonido más grave, está dirigido a mayores de 7 años ya que su peso es superior al clarinete, alcanza los 10 kilos, y su longitud también lo es, 160 centímetros. Por ello, para tocar el contrafagot el niño necesita tener una edad más madura para poderlo manejarlo correctamente.

 

-          Oboe. El oboe es otro de los instrumentos de viento más solicitados por los más pequeños. Con un sonido melódico, los oboes de iniciación suponen una de las mejores formas de empezar en la música por la multiplicidad de sonidos que se pueden llegar a producir con él.

 

La música, en concreto la práctica de un instrumento, necesita mucho trabajo diario para llegar a alcanzar objetivos. La constancia en el trabajo musical es uno de los valores que aprenden desde pequeños los niños que se incorporan a la extraescolar de música.

Si tienes dudas sobre cuál es el instrumento de viento que mejor se adapta a las características de tu hijo contacta con nosotros. En Zasmusic damos a la música y a los músicos la importancia que se merecen.

 

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